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ACONDICIONAMIENTO AMBIENTAL Es necesario planificar el acondicionamiento ambiental de una biblioteca para aprovechar las condiciones naturales de iluminación, ventilación y acústica, a la vez que se deben considerar los equipos necesarios para brindar confort al usuario y para la óptima ambientación en la conservación de las colecciones. Los aspectos específicos del acondicionamiento ambiental son:
La luminosidad en los diferentes espacios de la biblioteca favorece la conformación de un espacio agradable y debe invitar a entrar al recinto. Deberá cuidarse que la iluminación sea adecuada a las diversas áreas: sala de lectura, estantería, zona de circulación, catálogos y área del personal. Se recomienda que la luminosidad en las áreas esté entre 300-500 luxes. Las ventanas amplias favorecen la iluminación natural, pero se debe complementar con la artificial, pues la natural es variable y puede penetrar hasta una distancia limitada a través de las ventanas, y psicológicamente es necesaria para las personas, pero no debe dejar de instalarse la artificial. Asimismo, al ordenar los espacios en la biblioteca debe cuidarse que el sol directo no toque los materiales bibliográficos pues se propicia el deterioro del papel y plásticos cuando se exponen permanentemente al sol. También se evitará la incidencia directa de los rayos solares sobre los lectores, el personal o los equipos electrónicos. La iluminación debe ser prevista en función de las actividades que se realizan en cada espacio: lectura, audición, administración, exposición, etc. Niveles
lumínicos recomendados
La lectura es la actividad que más nivel lumínico necesita por lo que se procurará que las fuentes de luz natural o artificial estén ubicadas cenitalmente para lograr una mejor iluminación sobre el plano de la lectura. Cuando la iluminación natural no sea suficiente, debe garantizarse el uso complementario de iluminación artificial, recomendándose el uso de lámparas fluorescentes. En complemento a la iluminación mínima, debe cuidarse la calidad de la misma, es decir evitar contrastes violentos, sombras y encandilamientos, que pueden ser molestos a usuarios y al personal, e incluso más molestos que la luz deficiente. En la zona de estantería debe cuidarse que las luminarias estén colocadas en los pasillos libres de estantes, es decir, perpendicularmente a las de la iluminación, lo que evita que los libreros queden en la sombra. Todos los ambientes de una biblioteca, especialmente las salas de lectura, deben ser térmicamente confortables. En el caso de localidades excesivamente calurosas y solamente cuando sea imposible lograr niveles aceptables de temperatura mediante la disposición de ventilación natural cruzada en la edificación, creación de microclimas, etc., debe recurrirse a sistemas mecánicos de enfriamiento y ventilación diseñados adecuadamente para controlar la temperatura y humedad del recinto. La temperatura interior debe oscilar entre los 19 y 24 grados centígrados. A fin de evitar el deterioro en las colecciones, las ventanas y otros elementos de ventilación natural deben ser estudiados a manera de poder controlar la circulación del aire, además de evitar la posible entrada de agua, sol, polvo u otros contaminantes atmosféricos, así como de insectos y alimañas. Cuando se usan ventiladores en el techo, para ayudar a mantener el confort térmico de una sala de lectura, no deberán quedar debajo de la fuente de luz artificial para evitar la intermitencia de la iluminación sobre el plano de lectura. Debe procurarse también que la velocidad de operación de éstos sea graduable y así evitar que se produzcan corrientes de aire molestas. La renovación de aire estimada para lograr los niveles deseados es de 20 veces por hora. La decisión sobre el uso de un sistema de aire acondicionado central o descentralizado dependerá del criterio técnico, disponibilidad de recursos y oferta de servicios de mantenimiento en la localidad. Sin embargo, independientemente del sistema que se adopte, se debe poner un especial énfasis en dotar la edificación con un sistema adecuado de deshumificación, pues mantener baja la humedad relativa del aire puede crear un ambiente más confortable aunque no se logre bajar significativamente la temperatura interior, además de ofrecer mejores condiciones de preservación de las colecciones. Los medios húmedos y cálidos son más propicios para la proliferación de hongos y otros elementos inconvenientes. En la programación debe definirse el tipo de ventilación a utilizar en la edificación para que se considere en el proyecto y evitar intervenciones posteriores costosas y antiestéticas. La palabra "biblioteca" tradicionalmente ha estado asociada a la idea de tranquilidad, por tanto, las características del medio que normalmente le rodean requieren previsiones especificas en este aspecto del diseño. La zonificación y ubicación del recinto se estudiará para preservarla de los ruidos externos, considerando especialmente la ubicación de los espacios de lectura en las zonas más silenciosas del conjunto. La dinámica de algunas actividades propias de la biblioteca exige previsiones de control acústico interno, a fin de no perturbar las actividades que requieran mayor tranquilidad. Para ello se recomienda:
Las áreas de mayor tráfico son el catálogo público, mostrador de préstamo, colección de consulta, fotocopiado y guardarropa. En estas zonas es conveniente el alfombrado, pues permite reducir el ruido hasta en un 50%. Se sabe que la alfombra tiene costos de instalación y mantenimiento, pero debe valorarse el costo-beneficio para brindar a los usuarios espacios silenciosos. Entre las áreas que requieren total aislamiento están las oficinas de los bibliotecarios y las oficinas administrativas, así como los cubículos de estudio grupal. Por último, y la más importante, el área de lectura, que debe quedar aislada de las zonas ruidosas para que se cumpla el objetivo de brindar condiciones de estudio e investigación. La biblioteca debe estar protegida contra diversos inconvenientes como los robos, mutilaciones e incendios. Es recomendable tener un solo acceso a la biblioteca, que funja como entrada y salida, para tener mejor control. El uso de espejos puede ayudar al bibliotecario a vigilar las áreas que queden fuera de alcance visible, como la estantería o cubículos. En éstos últimos se recomiendan muros y puertas con ventanas transparentes para ver hacia dentro. Con estas herramientas se evita la mutilación y maltrato de los materiales, pues psicológicamente los usuarios se saben vigilados. En cuanto a los incendios, deben colocarse extintores suficientes, en lugares estratégicos, de preferencia a base de polvo químico, porque el agua puede dañar mucho mas los materiales que el mismo fuego. Para los espacios que incluyen equipos de cómputo funcionan los mismos extintores. En cuanto al robo de los materiales, si la biblioteca es de grandes dimensiones, se recomiendan los sistemas magnéticos de sensibilización electrónica de los materiales, que aunque son costosos, debe sopesarse entre las ventajas y desventajas (costo-beneficio) de instalar dichos controles. Si la biblioteca es pequeña, lo que se recomienda es ofrecer el servicio de guardarropa, o pedir a los usuarios que entren sin mochilas. La normatividad mínima que ha establecido la DGIRE, para la planta física de las bibliotecas del Sistema Incorporado, puede consultarse en el inciso 5, del Anexo 1 al Manual de disposiciones y procedimientos para el Sistema Incorporado de la UNAM, así como en el inciso 2.13.5 del Instructivo de Incorporación. Asimismo, antes de construir, ampliar o remodelar un recinto bibliotecario, deben consultarse las legislaciones vigentes de los siguientes ordenamientos:
o sus equivalentes
para en caso de las ISI foráneas. ------------------------ (1) Puede consultarse la legislación local en el sitio del Gobierno del Distrito Federal http://www.asambleadf.gob.mx/informac/legisla/reglamen/r129/r129p.htm |
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