ACERVO
GENERAL
El acervo
general está constituido por obras impresas o electrónicas
que suelen emplearse en su totalidad pues se leen completas o se usan
para las lecciones o unidades temáticas de las materias; se dividen
en materiales de ficción y de información.
Antes de
continuar describiendo los tipos de materiales, vale la pena recordar
algunas consideraciones respecto al libro: el concepto tradicional de
"libro" es el que la UNESCO que en 1964 lo define como "una
publicación impresa no periódica que consta como mínimo
de 49 páginas, sin contar las de la cubierta" (1)
; el libro o monografía, a diferencia de otros impresos, son escritos
por uno o más autores y tratan sobre un mismo tema; sea cual sea
el formato físico el libro continua siendo el medio más
importante para la transmisión del conocimiento a través
de la palabra impresa.
Actualmente,
en la era de las tecnologías de la información, esa definición
se ha transformado y el concepto libro se aplica también a las
obras con las misma estructura académica, pero en formato audiovisual,
digital, o combinando el papel impreso con alguno de estos formatos, y
para cuya lectura se requiere equipo especial, ya sea que se escuchen
en un equipo de sonido o se lean en una computadora; su soporte físico
puede ser un reproductor de sonido o una computadora.
Entre
las obras de información de una biblioteca universitaria
están los ensayos, obras de divulgación de la ciencia, obras
legislativas, y, sobre todo, los libros de texto que se utilizan para
apoyar cada asignatura que se imparta:
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Libros
de texto. Los
libros de texto son la base del acervo general de una biblioteca
escolar o universitaria y generalmente son de contenido monográfico,
donde todo el libro está agrupado físicamente en una
sola obra.
En
nuestro medio existe amplia variedad de librerías
y editoriales que editan o
importan materiales escolares, pero con la desventaja de que las
obras de nivel superior no están tan disponibles en el interior
del país, como lo es en las librerías de la Ciudad
de México y de las grandes ciudades.
En el
acervo general debe existir un grupo de obras actualizadas, suficientes
y pertinentes para el plan de estudios de que se trate (2):
Actualizadas: porque el conocimiento se reorganiza y se transforma
constantemente, principalmente en el área de ciencias
exactas y aplicadas. |
Suficientes: las bibliotecas escolares y universitarias
siempre deben tener una cantidad ejemplares proporcionales a
la matrícula registrada, para cubrir las necesidades
de información de los usuarios, tanto en préstamo
en sala de lectura como a través del préstamo
a domicilio y en las aulas. |
Pertinentes: que exista concordancia entre el nivel académico
del contenido de la obra y el plan de estudios al que se pretende
apoyar. |
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Legislación
y normatividad. Las
obras legislativas son necesarias como material complementario para
algunas asignaturas a nivel bachillerato como Derecho, Contabilidad,
Ética y para las licenciaturas que incluyen en su plan de
estudios asignaturas del área jurídica. Así,
en las bibliotecas se deben tener ediciones actualizadas desde la
Constitución Política Mexicana, hasta las leyes más
específicas que se marquen en cada programa de estudios.
Particularmente para Educación física, además
se deberá contar con los reglamentos vigentes de los deportes
básicos: atletismo, fútbol, voleibol, natación
y básquetbol.
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Ensayo.
El ensayo es un escrito generalmente breve, sin el aparato
y extensión que requiere un tratado completo sobre la misma
materia (3) es el tipo de literatura que más
se asemeja a una clase.
Bien
dirigido (esto es con ensayos atractivos, bien seleccionados, apropiados
y con la supervisión constante y activa de los profesores,
principalmente), es una excelente herramienta para continuar la
exposición del tema de clase más allá del aula
e incluso llevarla a un entorno de motivación en los alumnos
que deja de ser obligatorio para dar paso a la curiosidad intelectual
por la curiosidad misma. La editorial mexicana Fondo de Cultura
Económica tiene una colección excelente de ensayos,
para todos los temas del conocimiento.
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Divulgación
de la ciencia. Los
textos de divulgación científica, en sus diferentes
ramas, promueven el interés por el conocimiento científico
y el gusto por la lectura. Los materiales dedicados a la divulgación
de la ciencia son parte sustancial del acervo, e incluso a nivel
escolar se recomienda que una tercera parte de la colección
corresponda a obras de carácter divulgativo. Otra ventaja
que tienen es que están diseñados para un público
más amplio y suelen manejar conceptos y fenómenos
de manera más relajada y comprensible para todos lo que motiva
y no impone, el acercamiento a las ciencias.
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Entre las obras de ficción, encontramos novela, cuento,
fábula y leyenda, poesía, teatro, aventuras y suspenso,
y ciencia ficción propiamente dicha. Estos materiales son muy apreciados
y contribuyen a fomentar el hábito de la lectura:
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Novela,
cuento, fábula y leyenda. Dentro
de la ficción, estas obras del género narrativo, son
agentes transmisores de ideologías y pautas de comportamiento,
importantes para la formación integral de los estudiantes.
Son útiles para continuar el fomento del hábito de
la lectura en los adolescentes, quienes ya han desarrollado mayores
habilidades en la lectura. En esta cultura literaria donde cada
vez se leen menos libros completos, se dificulta que los lectores
entren de lleno a una literatura y un lenguaje para los cuales debe
contarse con un contexto cultural determinado y con un continuo
desarrollo de la sensibilidad lectora literaria necesaria para disfrutar
obras de distinto grado de complejidad, la novela tiene la ventaja
de que se propicia la lectura completa de la obra. En el acervo
se deberá contar con una colección equilibrada de
autores clásicos y contemporáneos que complementen
los programas de literatura que se lleven a cabo, pero también
de otros autores contemporáneos, que apoyen la tarea de difusión
de la cultura hacia alumnos y profesores.
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Poesía.
La
poesía es una manera de dar la oportunidad a que los alumnos
aprendan a apreciar el valor de las palabras y el lenguaje en un
ambiente distinto al de otro tipo de lectura, y a escuchar la sonoridad
de las imágenes que el lenguaje poético es capaz de
evocar. También la biblioteca debe contar con una colección
balanceada de autores clásicos y contemporáneos.
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Teatro.
El teatro implica el uso de diferentes lenguajes como el oral,
el corporal y el gestual, con los cuales los lectores son capaces
de expresarse en la recreación o representación de
situaciones determinadas. Es una oportunidad de conocer facetas
de la conducta como la ironía, la tragedia o la comedia.
Como los diálogos son breves y describen concisa y claramente
escenarios, y se da una dinámica en el intercambio de voces
por parte de los personajes, se facilita que su lectura se pueda
realizar en grupo, lo que fomenta el trabajo en equipo y la socialización,
además de despertar la sensibilidad hacia las bellas artes.
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Aventuras
y suspenso. Se
incluyen las narraciones de suspenso, terror y policíacas,
que proporcionan una lógica de razonamientos para desentrañar
determinado misterio o crimen. La producción editorial disponible
en el mercado corresponde en su mayoría a traducciones de
autores extranjeros, principalmente anglosajones, por lo se corre
el riesgo de que los referentes culturales de lugares o personajes
de esos países sean desconocidos para el lector, aunque puede
transformarse en aliciente para consultar información sobre
otras culturas.
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Ciencia
ficción. Este
tipo de obras de ciencia ficción tiene la bondad de poner
en contacto a lector con el mundo de la ciencia y la tecnología
en diferentes ramas como la ingeniería, la biología,
la física, la aeronáutica, la astronomía, etc.
, haciendo amena la enseñanza de esas áreas.
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(1) Delavenay, Émile. Por el libro.
[en línea]. Paris : UNESCO, 1974. (Colec UNESCO y su programa),
p. 9. En: http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001378/137836so.pdf>
[Consulta: 4 jul. 2006].
(2)
Ver la sección de Normatividad,
para conocer los mínimos que se solicitan por la DGIRE.
(3)
Buonocore, Domingo. Diccionario de bibliotecología. 2a ed. Buenos
Aires : Marymar, 1976. |