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Un catálogo es un registro sistematizado de todos materiales bibliohemerográficos que existen en la biblioteca, el que de manera lógica, rápida y sencilla permite a los usuarios localizar un autor, un título o un tema determinados, de acuerdo a su perfil de interés. Dentro de las funciones de una biblioteca, que son la adquisición, la sistematización, la recuperación y la difusión de la información, el catálogo es el instrumento necesario para la recuperación de información en libros y otros materiales. Resumiendo las funciones de un catálogo, se exponen las siguientes:
Las divisiones más usuales de los catálogos de biblioteca son:
El formato tradicional del catálogo es el que tiene forma de fichas, sin embargo cada vez es más común encontrarlos automatizados, lo que permite múltiples modalidades de búsqueda y recuperación a partir no sólo de un autor, título o tema, sino también de una editorial, país o año de edición, y en general desde cualquier palabra que contenga el registro bibliográfico. También dentro de los catálogos impresos pueden encontrarse los listados, que pueden ser divididos en tres listas, una por autor, otra por título y otra por tema, o el diccionario, que integra en un sólo orden alfabético autores, títulos y materias. Ventajas y desventajas de los catálogos impreso y automatizado:
Por ser los más comunes, a continuación se detalla información de los catálogos en fichas y automatizado.
Es importante
señalar que el catálogo en fichas debe contener tantas
tarjetas como sean necesarias por cada obra, es decir, se debe desarrollar
el juego de fichas de cada material y contendrá una ficha por
cada autor del material, una ficha por título, o varias fichas
si contiene diversos títulos (ejemplo son las obras literarias,
que incluyen varios títulos en cada volumen), y tantas fichas
más de temas como trate la obra, según el ejemplo
que se proporciona. En los catálogos en fichas es necesario colocar "guías", que son los señalamientos externos e internos, que orientan al usuario en la búsqueda de información. A nivel externo, las guías son los letreros que indican el tipo de catálogo y las letras o materias que abarca, mientras que a nivel interno, es decir dentro de cada gaveta, cada 5-6 cm. se deben colocar tarjetas con pestañas que indiquen la clasificación o las letras del cajón, por ejemplo:
Dichos señalamientos constituyen una buena orientación al usuario, facilitándole la elección de la gaveta que requiere para iniciar su búsqueda. Los cajones de los diferentes catálogos se colocan ordenadamente de izquierda a derecha, de arriba abajo y deben estar al nivel de la vista del usuario para consultarlos fácilmente, por lo que se colocan sobre una mesa. También se hace necesario disponer de otra mesa para poder consultar los cajones que los usuarios extraigan del catálogo. Las gavetas deben dejar un espacio vacío de aproximadamente 25% para permitir el acomodo de nuevas fichas, así como la búsqueda, pues cuando las tarjetas se encuentran apretadas se propicia el maltrato e incluso se motiva el que los usuarios las desprendan. Al elegir un mueble para el catálogo, debe asegurarse que incluye la opción para colocar las varillas que sujetan las tarjetas mediante un orificio en el centro del borde inferior, para evitar que los usuarios las extraigan y las coloquen en otro sitio, o peor, que si accidentalmente se llega a caer un cajón no se salgan las fichas y se desordenen.
El catálogo automatizado simplifica el trabajo y ahorra tiempo al bibliotecario, reduciendo los errores humanos que pueden generarse al reproducir las fichas pieza por pieza. También se ahorra el tiempo invertido alfabetizando las fichas en las gavetas respectivas. Otra gran ventaja del catálogo automatizado para los usuarios, es que les amplía las opciones de búsqueda además de autor, título y tema, también por editorial, año de edición, y cualquier otra información que el bibliotecario haya capturado en los registros; también posibilita la emisión de listados bibliográficos ya sea impresos o en versión electrónica, con lo que los usuarios pueden llevarse las listas de la información de su interés para buscar en estantería los materiales o para elaborar bibliografías de trabajos de clase, por ejemplo. La opción de emitir bibliografías puede apoyar las tareas de difusión de la biblioteca, pues pueden imprimirse las obras por asignatura y circularse entre los profesores, para que conozcan qué existe sobre su área de interés. Un factor muy importante a tomar en cuenta al implementar un catálogo automatizado es que debe dotarse a los usuarios por lo menos con un equipo de cómputo que haga las veces de catálogo, donde pueda buscar la información. Como puede verse, las ventajas del catálogo son enormes y aunque por muchos años funcionaron los catálogos impresos, deben aprovecharse las bondades de la tecnología y optimizar el trabajo de los bibliotecarios. Ubicación
del catálogo
Si
el catálogo es automatizado se requiere de equipo de cómputo
para los usuarios, ubicado en una mesa con silla; en el caso de ser de
fichas o listas, también debe destinarse un lugar para colocarlos.
En
el caso del catálogo de fichas se requiere una mesa adicional para
colocar los cajones y que al consultarlo se puedan anotar los datos de
las fichas.
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©
| UNAM - DGIRE | México, D.F. | Octubre 2007
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